
Evolución del sector servicios
El proceso de terciarización fue más lento en Castilla y León que en el resto de España, agravado por la deficiente red de comunicaciones y por el peso que tenía el sector agrícola hasta los años 60 del siglo XX
Hasta los años 60 del siglo XX, la economía de Castilla y León estaba especializada en el sector agrícola, y la industria era muy tradicional. A pesar de que a partir de 1960 se produjo un importante desarrollo industrial, este fue muy localizado, solo destacaron los casos de Valladolid y Burgos.
Pero la red de comunicaciones de la comunidad también fue un factor importante en el proceso del desarrollo y la expansión de los servicios. La más importante es la red de carreteras, muy heterogénea tanto en su trazado y características, como en su conservación. Las carreteras nacionales no unían entre ellas ninguna de las capitales provinciales, y el estado de las carreteras comarcales deficiente. Todo esto provocó que la comunidad no fuese un importante foco de atención inversora, lo que no favoreció la tercerización de la economía, además, se produjo a un ritmo mucho más lento que en el resto de España, como consecuencia del transporte de personas y mercancías, que se llevaba a cabo por la red de carreteras.
El trazado de la red ferroviaria de la década de los años 60 del siglo XX discurría paralelo a la red de carreteras, a excepción de la línea del norte de León y Palencia. Gracias a estas líneas, se crearon varios centros industriales como Venta de Baños, Aranda de Duero o Medina del Campo. Mientras que el transporte aéreo en aquella época era, prácticamente, inexistente, dada la proximidad a los aeropuertos de Madrid o Vitoria.
Todas estas carencias en el transporte, provocaron que en Castilla y León que el desarrollo del sector servicios fuese mucho más lento, pues se tuvo que invertir más dinero en infraestructuras que en otras comunidades autónomas, pero gracias a las empresas que se encargaron de realizar esas obras, se produjo una externalización de algunas actividades, que dieron origen a nuevos servicios, con el consiguiente establecimiento de nuevas empresas.
Tipos de comercios
En la actualidad, el número de establecimientos de comercio al por menor es mayor que el de establecimientos de comercio al por mayor e intermediarios, 37.811 frente a 13.476. A pesar de que el comercio minorista se ha visto muy perjudicado por la crisis derivada de la pandemia de Covid-19, hasta noviembre de 2021 sus ventas habían aumentado un 1,1%, pero es una cifra, y el sector todavía está lejos de los datos de 2019.
Los establecimientos comerciales minoristas se dividen en dos grandes grupos, el primero es el comercio al por mejor de alimentación, bebidas y tabaco, con un total de 10.794 establecimientos en 2020, de los que un 35% pertenecen a comercios de productos alimenticios y de bebidas en general (gráfico 1), seguidos de los establecimientos destinados a la venta de carnes, despojos, huevos, aves, conejos y caza, que suponen el 20%. Todos aquellos establecimientos relacionados con las panaderías, las confiterías y los productos lácteos representan un 17% del total, y también es importante destacar la importancia que tienen las labores del tabaco y los productos del fumador en la comunidad, con un 16%.

El segundo grupo del comercio minorista es el destinado a productos no alimenticios, con un total de 22.951 establecimientos en 2020, divididos en varios tipos, siendo los más destacados (gráfico 2): los dedicados al equipamiento del hogar, el bricolaje, la construcción y el saneamiento, con un 22% del total; los que se centran en la confección, el calzado y los artículos de cuero con un 19%; los que se encargan de los accesorios y recambios de los vehículos terrestres que representan un 15%; y por último los establecimientos que trabajan con productos farmacéuticos, droguería, perfumería y cosmética, con un 14% del total.

A la hora de los servicios, no hay que olvidar el número de establecimientos de equipamiento básico y, como es normal en todas las comunidades autónomas, los más abundantes, y con mucha diferencia, son los cafés y bares, con más de 13.000 establecimientos en 2020 (gráfico 3), y a mucha más distancia, se pueden encontrar a los restaurantes, con casi 3.000 establecimientos, por lo que la hostelería posee un papel muy importante en la economía de la región.
También destacan otros servicios como las farmacias y los comercios sanitarios y de higiene con 1.736 establecimientos, la venta de carburantes y aceites para vehículos con 1,133 establecimientos, y las entidades financieras, con un total de 1.278 establecimientos en 2020.

La importancia del turismo
En los últimos años, el turismo ha cobrado una gran importancia en Castilla y León, pues a pesar de sufrió una importante caída en el número de turistas internacionales entre 2010 y 2013 (gráfico 4), principalmente por las consecuencias de la crisis de 2008, desde 2014 ha experimentado una tendencia al alza, alcanzando su récord, desde que se tienen registros, en 20197, con más de 1,4 millones de turistas extranjeros; y aunque en 2018 y 2019 su número ha decrecido, este no ha bajado del millón anual.
Este elevado número de turistas en la comunidad ha provocado que crezca considerablemente el número de alojamientos turísticos, sobre todo los extrahoteleros, con un total de 1.817 en 2020, y lo mismo ocurre con el número de hostales y pensiones (594) y con el de hoteles y pensiones (565).
